Ser ladrón de autos es una cosa, pero planear y efectuar el robo de super-autos es una cuestión masss seria. Sin embargo de manera Insólita, tres ladrones polacos se fueron de excursión a Suiza para realizar sus fechorías.
Definitivamente entre sus intenciones no estaba la idea de conocer los paisajes de las montañas, ni comprar los exclusivos relojes, ni a probar el chocolate suizo. Estaban decididos a robar coches, y no se conformarían con cualquier cosa.
Uno de ellos robó un BMW 750Li, la potente y cómoda berlina de la casa para imprimir grandes velocidades por las Autobahn alemanas. Otro eligió un Ferrari 599 GTB negro, con frenos carbonocerámicos por si podía acceder a Nurburgring Nordschleife a dar unas vueltas. Y el tercero eligió ni masss ni menos que un Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu.
Todos los autos pertenecientes al mismo dueño, un hombre de negocios con residencia en Suiza, que puede dar gracias porque todo ha acabado en un simple susto. La voz de alarma llegó pronto a las autoridades alemanas, que comenzaron a buscar los tres super-autos por sus carreteras. No era labor complicada, porque los tres son joyas que no pasan desapercibidos fácilmente.
Los primeros en ser localizados fueron el Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu y el BMW 750Li, que circulaban a gran velocidad por la A9 cerca de Pegnitz en dirección a Berlín. Al darse cuenta los ladrones de que los estaban siguiendo, se percataron de helicópteros volando por encima de ellos y se dieron por aludidos. Así que abandonaron los super-autos en diferentes puntos de la autopista y emprendieron su huida a pie.
El Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu, con sus 1.001 caballos de potencia se quedó en la autopista con la puerta abierta. La carrera del ladrón, de 27 años de edad, duró poco y pronto fue detenido, al igual que el ladrón del BMW, de 24 años. Distinta fue la huída del ladrón del Ferrari 599 GTB, ya que abandonó el “caballino” en una estación de tren y pasaron dos días hasta que alguien dio aviso a la policía de que el super-deportivo estaba abandonado.
Afortunadamente esta insólita historia tiene un final feliz, ya que las autoridades alemanas han recuperado los super-autos "con pocos daños" para su propietario suizo, el cual irá a recuperarlos en breve.
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Definitivamente entre sus intenciones no estaba la idea de conocer los paisajes de las montañas, ni comprar los exclusivos relojes, ni a probar el chocolate suizo. Estaban decididos a robar coches, y no se conformarían con cualquier cosa.
Uno de ellos robó un BMW 750Li, la potente y cómoda berlina de la casa para imprimir grandes velocidades por las Autobahn alemanas. Otro eligió un Ferrari 599 GTB negro, con frenos carbonocerámicos por si podía acceder a Nurburgring Nordschleife a dar unas vueltas. Y el tercero eligió ni masss ni menos que un Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu.
Todos los autos pertenecientes al mismo dueño, un hombre de negocios con residencia en Suiza, que puede dar gracias porque todo ha acabado en un simple susto. La voz de alarma llegó pronto a las autoridades alemanas, que comenzaron a buscar los tres super-autos por sus carreteras. No era labor complicada, porque los tres son joyas que no pasan desapercibidos fácilmente.
Los primeros en ser localizados fueron el Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu y el BMW 750Li, que circulaban a gran velocidad por la A9 cerca de Pegnitz en dirección a Berlín. Al darse cuenta los ladrones de que los estaban siguiendo, se percataron de helicópteros volando por encima de ellos y se dieron por aludidos. Así que abandonaron los super-autos en diferentes puntos de la autopista y emprendieron su huida a pie.
El Bugatti Veyron Grand Sport Sang Bleu, con sus 1.001 caballos de potencia se quedó en la autopista con la puerta abierta. La carrera del ladrón, de 27 años de edad, duró poco y pronto fue detenido, al igual que el ladrón del BMW, de 24 años. Distinta fue la huída del ladrón del Ferrari 599 GTB, ya que abandonó el “caballino” en una estación de tren y pasaron dos días hasta que alguien dio aviso a la policía de que el super-deportivo estaba abandonado.
Afortunadamente esta insólita historia tiene un final feliz, ya que las autoridades alemanas han recuperado los super-autos "con pocos daños" para su propietario suizo, el cual irá a recuperarlos en breve.
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